Uno de los mayores placeres en la vida es el sexo. A través de distintos estudios, se ha demostrado cuáles son los beneficios del encuentro sexual: reduce el estrés, ayuda a conciliar el sueño y genera endorfinas, entre otros. Actualmente, la educación ha ayudado a que la sexualidad esté un poco más cercana abandonando el hecho de que ya no se considere como un tema tabú.
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El orgasmo masculino se ha concebido como más mecánico que el de la mujer y se piensa que es más fácil de alcanzar, de manera que no ha sido necesario visibilizar el placer masculino porque probablemente siempre se ha hablado más abiertamente sobre él, de una forma más natural y sin caer en estigmas innecesarios.
Pero, el orgasmo femenino ha sido otra cosa. Debido a tabúes existentes acerca del placer sexual de las mujeres y las situaciones que les impiden experimentarlo, durante mucho tiempo la sexualidad femenina ha sido poco visibilizada socialmente, y los expertos dicen que es una de las razones por la cual a muchas mujeres les cuesta llegar al orgasmo e incluso muchas de ellas jamás han experimentado un orgasmo durante sus relaciones sexuales.
Para enseñar a hablar sin tabúes sobre la sexualidad y el placer, desde hace ya 13 años, el día 8 de agosto se celebra el Día Internacional del orgasmo femenino, un día necesario para visibilizar y reinvindicar la importancia del placer femenino, para defender, respetar y reconocer el derecho de las mujeres a esta clase de satisfacción y concientizar acerca de su sexualidad.
En todo caso, la dificultad constante de cualquier persona para obtener un orgasmo debe ser consultada con médicos especialistas, ya que esto puede convertirse en disfunción orgásmica, que es la incapacidad de experimentar orgasmos o la escasa frecuencia de los mismos luego de una estimulación sexual adecuada.
Dificultades en el logro
Al respecto, y en el marco de esta fecha anual del orgasmo, Grupo Médico Santa Paula (GMSP), explicó que las alteraciones a nivel de la función sexual siempre pueden convertirse en una disfunción, sin embargo, esto depende de la forma en que sea afectada la persona por dichas circunstancias de alteración.
Si una persona observa que en más del 50% de las ocasiones en que tiene un encuentro sexual no obtiene una respuesta orgásmica, debe asistir a una consulta especializada para ser evaluada y buscar la causa de esa situación para poder establecer un protocolo de tratamiento adecuado a su circunstancia particular.
Existen múltiples causas que pueden generar dificultad para que una persona experimente un orgasmo, y si no soluciona la razón particular que le ocasiona el problema, puede sufrir disfunción orgásmica.
La disfunción orgásmica puede ser primaria, si la incapacidad se produce desde el inicio de la vida sexual, o secundaria cuando las personas tienen actividad sexual con una respuesta operativa saludable, pero hay falla del logro orgásmico por algún problema.
Dependiendo de las causas, los médicos especialistas que diagnostican y tratan la disfunción orgásmica son: médicos sexólogos, psiquiatras, en conjunto con médicos ginecólogos, endocrinólogos y los urólogos, según la afección que el paciente curse.
El tratamiento de la disfunción orgásmica no se utiliza medicación en la mayoría de los casos, a menos que la causa de la patología lo amerite.
Las causas que dificultan lograr un orgasmo pueden ser físicas y psicológicas, e incluyen los vicios de alcoholismo y tabaquismo; medicamentos que se consumen para tratar una enfermedad; problemas de salud mental como la ansiedad, y aquellos que necesitan tratamiento y control psiquiátrico como la bipolaridad, las enfermedades maníacas, depresivas y con respuestas de angustia.
En el caso de la mujer, la calidad orgásmica puede alterarse por los ciclos femeninos como la menopausia, debido a las hormonas como el estrógeno, la testosterona y la prolactina, todo esto causando también cambios de humor.
Una de las razones importantes para las mujeres con esta dificultad son las creencias culturales y religiosas que no le permiten disfrutar del encuentro; también encontramos otras: sensación de inferioridad, vergüenza, inseguridad sexual y en el aspecto físico; concentrarse en la idea repetitiva de la búsqueda del orgasmo durante el encuentro; y los antecedentes de abuso sexual y emocional en la infancia y adolescencia.
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