La producción de maíz en Venezuela, uno de los productos más consumidos en el país, cerró 2023 con un crecimiento del 35% en comparación con 2022, al pasar de 1.000 toneladas a 1.350, según cifras suministradas este lunes a EFE por la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos y Afines (Sviaa).
El presidente de esta organización, Saúl Elías López, señaló que, del total producido el año pasado, el 65 % corresponde a maíz blanco y el 35% restante al amarillo, usado en el «alimento balanceado para animales», básicamente aves y cerdos.
Por otra parte, el grupo de ingenieros agrónomos registró un incremento del 40% en el número de hectáreas sembradas de este producto, que pasaron de 250.000 en 2022 a 350.000 hectáreas en 2023.
Productores agrícolas denunciaron el año pasado que su actividad «carece de apoyos», que la inversión pública en «infraestructura productiva es prácticamente nula» y que el crédito bancario está «significativamente restringido».
En septiembre, la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro) señaló en un comunicado que la importación de productos terminados con «exoneraciones arancelarias» y el contrabando impactan «negativamente a los agricultores», quienes «aún permanecen en sus unidades» de producción, «autofinanciándose, luchando contra el clima, la inflación y la escasez de combustible».
Desde el año pasado, las autoridades de este sector trabajan en la creación de una zona especial dedicada a la producción de distintos tipos de alimentos en el este del país, donde se podrá cultivar, según el ministro de Agricultura, Wilmar Castro Soteldo, maíz, soja, sorgo, arroz, carne, frutos secos, caña de azúcar, cacao, café y especias, entre otros productos.
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