Al caminar por las inmediaciones del parque Santander, en el centro de Cúcuta, es común encontrarse en cercanía de las casas de cambio personas ofreciendo comprar billetes en mal estado, que los operadores cambiarios no reciben.
Por La Opinión
Esta actividad, que va en crecimiento por la dolarización no oficial de Venezuela, se ha convertido en el rebusque de muchos para llevar el sustento a sus hogares, en una ciudad en donde conseguir un empleo estable es difícil y la informalidad laboral está en 65,5%, según el informe más reciente del DANE.
Para Fernando Moreno, quien lleva 45 años como arrastrador, la llegada de venezolanos con dólares y bolívares se convirtió en una oportunidad para percibir ingresos.
Comentó que “hay oferta de dólares, pero cuando están feos, rayados y manchados no los compran las casas de cambio, yo sí, y me gano por cada billete alrededor de 1.000 pesos” al venderlos a otras personas que los requieren.
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Moreno señaló que así devenga “lo del diario”, aunque no todos los días tiene la oportunidad de conseguir clientes con papel moneda en esas condiciones.
“Este billete de 50 dólares, que es viejito, se compra a $3.000 (por dólar)”, manifestó Carlos Alberto Jordán, quien desempeña esa labor desde la época del auge de Cadivi, la Comisión de Administración de Divisas del vecino país que funcionó hasta 2014, y que otorgaba el cupo de dólares a los venezolanos y quienes venían de compras a Cúcuta.
Un billete de esa denominación en perfecto estado físico se transa en $4.450, en promedio, con los operadores legales.
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