Las posibilidades de recuperación del sector automotor nacional son cada vez más escasas. Al menos esto parece al observar los datos de la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez), según los cuales en febrero pasado apenas se ensamblaron 135 autos.
La cifra es la más baja registrada en los más de 50 años de la industria venezolana fabricante de autos. Ni siquiera durante el paro petrolero -diciembre 2002 y enero 2003- se produjo una cantidad tan disminuida.
Esta cantidad habla de que la industria menos de 1% de su capacidad operativa, estimada en unas 20.000 unidades mensuales, y echa por tierra la posibilidad de que millones de venezolanos puedan volver a adquirir un vehículo nuevo.
El retroceso de la producción en febrero fue de más de 38% respecto a las 225 unidades ensambladas en febrero del año pasado, mientras que el acumulado en los dos primeros meses del año (240 carros) es 50% inferior si se compara con las 479 unidades fabricadas en el mismo período 2016.
Solo tres firmas produjeron alguna unidad en febrero: FCA (antigua Chrysler) 4, Mack 9 y Toyota 125. Las otras cuatro empresas privadas están cerradas por falta de material de ensamblaje.
La empresa mixta Chery, donde el gobierno tiene 51% de las acciones, sigue produciendo pero se ignora su tasa de ensamblaje, mientras sigue importando autos armados desde China.
De mantenerse esta tendencia, es poco probable que al cierre de 2017 se alcance siquiera la proyección más pesimista asomada por el sector de autopartes, que ha señalado que este año la producción apenas sumaría unas 1.500 unidades, un retroceso de 60% frente a las 2.848 ensambladas en todo 2016.
Venezuela llegó a ser entre 2004 y 2008 el cuarto mercado más importante de América Latina (superado por México, Brasil y Argentina) tras producir más 172.000 unidades y vender casi 500.000 autos.
Le interesa: Principal empresa lechera argentina cierra por millonaria deuda de Venezuela
Agricultura se potenciaría con solo una cuarta parte de lo invertido en los Clap