La medida que inicialmente respondió al desconocimiento de los gobiernos de Panamá y República Dominicana de Nicolás Maduro como ganador de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, y que luego se ampliara a Perú por igual desconocimiento, planteaba la suspensión de las operaciones aerocomerciales hasta el 31 de agosto.
Esta medida afectó a los pasajeros que tenían pasajes para volar desde o hacia Venezuela con estas naciones como destino final o como puente de conexión con otro destino que en la mayoría de los casos era Estados Unidos de América. La principal la alternativa fue viajar a Colombia para poder cumplir con el itinerario previsto, por lo que la demanda de boletos hacia el vecino país se incrementó sustancialmente en un porcentaje aún no precisado por el sector aeronáutico. Las líneas aéreas implementaron planes de contingencia sin penalidades a fin de responder a sus clientes; sin embargo los pasajeros reportaron serios contratiempos e inversión de dinero adicional no prevista.
Este 1 de septiembre las autoridades aeronáuticas venezolanas extendieron hasta el 30 de septiembre la suspensión de vuelos desde y hacia los destinos citados, a pesar de los cuestionamientos a la medida que tiene origen político.