La empresa británico-sueca AstraZeneca ha anunciado la retirada de su vacuna contra el COVID-19, Vaxzevria, del mercado mundial, en respuesta a su propia solicitud.
Esta medida, según la compañía, se debe a «razones comerciales», aunque informes sugieren que podría estar vinculada a efectos secundarios de la vacuna.
El retiro de la autorización de comercialización de la vacuna fue notificado por la Comisión Europea (CE) el 27 de marzo, atendiendo a la solicitud de AstraZeneca. La compañía ha afirmado que esta acción no está relacionada con los informes sobre efectos secundarios, a pesar de admitir previamente la posibilidad de casos raros de trombosis asociados con su producto.
AstraZeneca justificó su decisión argumentando una disminución en la demanda y un excedente de vacunas en el mercado, debido al desarrollo de múltiples vacunas actualizadas para las variantes del COVID-19.
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La empresa ha defendido el papel crucial de Vaxzevria en la lucha contra la pandemia, citando estimaciones independientes que sugieren que se salvaron más de 6.5 millones de vidas en el primer año de uso y se administraron más de 3 mil millones de dosis en todo el mundo.
Sin embargo, AstraZeneca enfrenta una demanda colectiva por presuntas muertes y lesiones graves relacionadas con su vacuna. Se le reclaman hasta 100 millones de libras por daños y perjuicios en 51 casos. Aunque la compañía ha impugnado estas afirmaciones, admitió previamente en un documento legal la posibilidad de que la vacuna pueda causar síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS) en casos muy raros.
El laboratorio ahora debe divulgar los casos de trombosis reportados entre personas que recibieron la vacuna entre el 27 de diciembre de 2020 y el 19 de febrero de 2024.
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