En la madrugada del lunes 12 de febrero, despegó del Aeropuerto Internacional de Ezeiza en Argentina el avión venezolano-iraní Boeing 747-300, matrícula YV3531, que había sido incautado por la Justicia estadounidense.
La aeronave, operada por Emtrasur, había sido retenida desde el 7 de junio de 2022, tras aterrizar en Argentina con 19 personas a bordo, 14 venezolanos y 5 iraníes, despertando sospechas sobre posibles vínculos con organizaciones terroristas.
El avión, que antes pertenecía a Mahan Air, aerolínea sancionada por EE.UU. por transportar armas y recursos de Hezbollah y las Fuerzas Quds de Irán, fue objeto de decomiso por parte de las autoridades estadounidenses debido a violaciones de las leyes de control de exportaciones.
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La transferencia no autorizada del avión de Mahan Air a la estatal venezolana Conviasa llevó a la orden de confiscación por parte de la Justicia de EE.UU.
El capitán registrado de la aeronave, el iraní Gholamreza Ghasemi, fue identificado como excomandante de la Guardia Revolucionaria de Irán y accionista de Qeshm Fars Air, otra aerolínea vinculada a Mahan Air y sancionada por EE.UU. Además, Conviasa, empresa matriz de Emtrasur, también fue designada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) en 2020.
La salida del avión de Argentina marca el fin de un largo proceso judicial y diplomático entre Argentina, Venezuela e EE.UU., relacionado con presuntas actividades ilícitas y violaciones a las sanciones internacionales.
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