El Movimiento Libertario Ecuador emitió un comunicado para condenar los actos de xenofobia en contra de venezolanos en Ecuador.
«El asesinato de un sargento de policía por parte de una persona de nacionalidad venezolana desató
una ola de agresiones y amenazas hacia los venezolanos que residen en Ecuador. Más de 300 personas
abandonaron o fueron expulsadas violentamente de la comunidad de Pelileo en los últimos días,
incluyendo familias con niños pequeños, debido a los hostigamientos y amenazas que recibieron en sus
escuelas y hogares por parte de los pobladores, tras una marcha donde se simuló arrastrar venezolanos
por las calles representados en monigotes y se llamó a llevar látigos y palos como «advertencia» a los
inmigrantes», se lee en el texto.
Continúan expresando que lo más lamentable de esta situación es que no es nueva en Ecuador ni contra los venezolanos. Ya en 2019, cientos de venezolanos en la ciudad ecuatoriana de Ibarra fueron objeto de ataques con piedras, golpes y amenazas de muerte, responsabilizándolos colectivamente por el crimen cometido por un solo individuo de su misma nacionalidad. Este tipo de prácticas reiteradas deben sonar la alarma como precursoras de grandes dictaduras o totalitarismos que han traído dolorosas tragedias a ese país y a la Humanidad.
Sin embargo, lo que más llama la atención en la situación de Pelileo, es la aprobación, el silencio o
la justificación vergonzosa por parte de todos los sectores de la sociedad, incluyendo la de personas que
se llaman a sí mismos libertarios, quienes en otros tiempos fueron los primeros en denunciar o hacer un
llamado a la conciencia ante este tipo de situaciones.
Hay que recordar que, según el Derecho y la filosofía Libertaria, la responsabilidad por los actos es
individual, y cualquier acto de violencia por parte de los funcionarios públicos o de los individuos, deben
cumplir con unas condiciones específicas para ser válidas. Por lo tanto, llamarse Libertario y avalar de
manera activa o pasiva la violación de acuerdos sin las debidas formas y/o condiciones válidas por el
Derecho es, simplemente, traicionar la Filosofía que se dice representar, al mismo tiempo que se ayuda a
los socialistas – escondidos bajo la máscara del nacionalismo – a erosionar la justicia que le garantiza a
cada persona su calidad de vida.
Tanto el Derecho como la Filosofía Libertaria le reconocen a los propietarios de las viviendas,
trabajos o centros educativos, la facultad de terminar los contratos libremente contraídos, otorgando –
según las disposiciones legales y la lógica – tiempo prudencial a las personas afectadas para que puedan
resolver el cambio de situación. Derechos, por cierto, que ninguno de los afectados – venezolanos
arrendatarios – ha negado que exista.
Otro aspecto preocupante es que se está creando la matriz de opinión populista de que la causa
del problema de seguridad ciudadana es consecuencia de la migración, en vez de reconocer que es la mala
gestión del gobierno. En este sentido, las estadísticas oficiales del Ministerio del Interior de Ecuador
sostienen que los venezolanos representan el 3% del total de detenidos/aprehendidos por delitos
registrados en el país, misma cifra que los ciudadanos colombianos. Además, los inmigrantes venezolanos
implicados en hechos delictivos no representan más del 0,5% de la población venezolana en Ecuador, cifra
similar si se hace el ejercicio con la misma población ecuatoriana.
Esta situación lo que origina es que se justifique la violación de derechos individuales tan críticos
como el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad privada además de desviar la atención de la
verdadera causa del problema (el gobierno), lo cual hace que tal problema se prolongue en el tiempo.
Siendo que la Filosofía Libertaria ofrece varias soluciones a la ineficiencia del gobierno en esta materia,
se está perdiendo una excelente oportunidad para presentar a los ciudadanos las distintas soluciones, sin
tener que violar los derechos de individuos que, hasta los momentos, son inocentes de cualquier crimen.
Desafortunadamente, distintas voces han justificado el accionar de lo ocurrido en Pelileo por
medio de legalismos y estatismos que – en teoría- se deben rechazar, sobre todo cuando decimos creer
en la libertad de contratos.
Uno de los peligros de los colectivismos – representado en este caso en nacionalismo – es que pone
a unos individuos en contra otros, logrando no solo que se deje a un lado la cooperación voluntaria que,
en muchos casos (por ej. comercio) nos ayuda a mejorar la calidad de vida de todos los individuos
independiente de nuestra nacionalidad, sino que además dicha mentalidad colectivista puede llegar – y
ha llegado – al extremo de originar guerras dentro de un país o entre países, donde los únicos beneficiados
serán los políticos. Les advertimos a los ciudadanos ecuatorianos sobre los peligros de caer en este
engaño.
Uno de los preceptos que fundamentan la posición libertaria está justamente en el respeto hacia
la dignidad humana, que solo es posible por medio de la libertad individual y la debida responsabilidad de
nuestros actos. Así, no existe argumento civilizado que justifique una transgresión a la dignidad de las
personas, mucho menos por elementos discriminatorios como la nacionalidad.
Desde el Movimiento Libertario de Venezuela, hacemos un llamado a la cordura, al desapego de
los nacionalismos y a defender los principios que sostienen una sociedad libre: el respeto irrenunciable a
la vida, la libertad y la propiedad privada. Como individuos civilizados, es nuestro deber irrenunciable
condenar enérgicamente, sin excusas ni justificaciones, las agresiones colectivas contra personas por
motivos de su nacionalidad, etnia o religión.
Nota de prensa
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