Por muchos meses, el nombre del gobernador de Zulia y líder del partido Un Nuevo Tiempo (UNT), Manuel Rosales, estuvo entre las especulaciones sobre candidatos a la primaria presidencial opositora. Pero finalmente, UNT no inscribió a ningún militante suyo en los comicios internos.
Ahora hay indicios de que la tolda azul apoyará la nominación del ex gobernador de Miranda y dirigente de Primero Justicia (PJ), Henrique Capriles. Una verdadera ironía, ya que miembros de UNT expresaron antes objeciones a la participación de inhabilitados, pues, según ellos, tal proceder condenaría la causa electoral opositora.
Entre esos proscritos se encuentra Capriles, junto con María Corina Machado y Freddy Superlano, candidatos respectivos de Vente Venezuela y Voluntad Popular. Cabe preguntarse entonces a qué se debe el giro en UNT.
Intereses compartidos
Para entender mejor la situación, es necesario retroceder la película. Desde un principio, la primaria ha sacado a relucir las diferencias estratégicas en el seno de la oposición. Diferencias cuya raíz está en la forma en que los adversarios del gobierno deberían lidiar con él. En ese sentido pudiera hablarse de una oposición moderada y otra más confrontacional.
UNT pertence al primero de estos grupos. En PJ ha habido divisiones que se inclinan a uno u otro lado. La que encabeza Capriles se adscribe al bloque moderado. Con el exgobernador como candidato y rostro del partido, ese es claramente el grupo dominante hoy dentro de la tolda amarilla. Voluntad Popular y Vente Venezuela, por el contrario, son de línea dura.
Como parte de estos patrones, la primaria expuso coincidencias sobre el proceder electoral que debería tener la oposición, entre UNT y los partidarios de Capriles en PJ. Sobre todo por sus inquietudes con respecto a la realización de la primaria sin la asistencia del Consejo Nacional Electoral y lo que se debe hacer si el ganador de la primaria es un inhabilitado.
El pleno de UNT y Capriles y sus seguidores se manifiestan a favor de adaptarse a las reglas del sistema político chavista, con el argumento de que solo así se podrá llegar hasta la jornada electoral y derrotar al gobierno en las urnas. El bloque opuesto más bien dice que se debe exigir el fin de las inhabilitaciones y otras medidas arbitrarias para mostrar fuerza ante el gobierno.
El reemplazo de la discordia
Como parte de su aproximación moderada, Capriles ha señalado que si gana la primaria, pero sigue inhabilitado, se apartará para que otro tome su lugar. Por ello, han surgido muchas especulaciones de que el nominado por PJ, en tal escenario hipotético, apoyaría a Rosales como reemplazo. Así, se valdría de su aura de ganador para tratar de legitimar una candidatura del gobernador de Zulia, a pesar de que este ni siquiera participó en la primaria.
A cambio, Rosales brindaría a Capriles la maquinaria de su partido, en un intento de llevarlo al triunfo en la primaria. De esa forma se consumaría una alianza entre grupos moderados que competiría con la alternativa del sector opuesto que está a la cabeza en todas las encuestas: María Corina Machado. Un reto difícil, si los sondeos están en lo correcto, pues la ventaja de la líder de Vente Venezuela es inmensa.
Pero en el caso hipotético de que Capriles gane la primaria y luego decline a favor de Rosales, esa estrategia tendría sus propias complicaciones. Pudiera costarle votos a la oposición en la elección definitiva. Esos apoyos no son necesariamente transferibles, incluso considerando la cercanía táctica entre ambos hombres.
El hecho de que Rosales no compitió en la primaria pudiera ser causa de especial recelo. El secretario general de Acción Democrática, Henry Ramos Allup, manifestó su rechazo a la posibilidad de un reemplazo para el ganador de la primaria. «Ese ganador o ganadora está entre los trece inscritos (as) para participar. No habrá candidato (a) escogido a dedo como si fuera heredero(a) ni ‘outsider'», dijo. Si esa es la postura de un partido también visto como moderado, a duras penas se puede esperar que otros, más de línea dura, avalen la jugada.