Las principales tensiones geopolíticas actuales, como la rivalidad entre China y Estados Unidos o la provocada por la invasión rusa de Ucrania, están cambiando el flujo de las inversiones extranjeras directas y pueden acabar provocando pérdidas equivalentes al 2% del PIB mundial.
Así lo aseguró este miércoles el Fondo Monetario Internacional (FMI), que alertó además de que la fragmentación financiera derivada de la polarización tiene implicaciones importantes para la estabilidad financiera global, ya que afecta a la inversión transfronteriza, a los sistemas de pago internacionales y a los precios de los activos.
El FMI publicó este miércoles un capítulo de su Informe de Perspectivas Económicas (WEO, en inglés) y otro del Informe sobre Estabilidad Financiera Global (GFSR, en inglés) en los que se hace un análisis de las consecuencias de la fragmentación geopolítica que se ha producido en los últimos años y alerta sobre el creciente proteccionismo de muchos países.
La próxima semana, en el marco de las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial, se publicarán completos dichos informes, en los que se actualizarán las perspectivas de crecimiento global.
Según el FMI, las preocupaciones sobre la fragmentación económica y financiera mundial se han intensificado en los últimos años en medio de crecientes tensiones geopolíticas, entre China y Estados Unidos, y también por la invasión de Rusia a Ucrania.
Una de las consecuencias de la fragmentación es que a medida que aumentan las tensiones «las empresas y los legisladores buscan cada vez más estrategias para hacer que las cadenas de suministro sean más resistentes trasladando la producción a casa o a países de confianza».
Ejemplos de ello son medidas proteccionistas como la decisión del Gobierno estadounidense de apoyar a las cadenas locales de suministro; la Ley de Industria Neta Cero de la Unión Europea «para contrarrestar los subsidios en la Ley de Reducción de la Inflación de EE.UU.», mientras que China ha apostado por reemplazar la tecnología importada con alternativas locales.
En el WEO, los economistas del FMI hacen una estimación de las consecuencias globales y creen que la fragmentación traería un aumento permanente de las barreras a las inversiones por parte de los bloques de países. Esto podría provocar pérdidas equivalentes al 2% del PIB mundial.
«Las simulaciones de varios escenarios hipotéticos sugieren que es probable que las pérdidas se distribuyan de manera desigual, y que las economías de mercados emergentes y en desarrollo con acceso reducido a las economías avanzadas se vean particularmente afectadas, tanto a través de una menor formación de capital como de menores ganancias de productividad«, alerta el Fondo.
En cuanto a las implicaciones financieras, la fragmentación debilita las relaciones financieras entre países y los inversores apuestan menos por economías geopolíticamente distantes por varias razones.
Entre ellas que las restricciones financieras aumentan los costos de transacción o también por «la desconfianza general y el temor a la expropiación».
Un aumento de las tensiones entre un país inversor y uno receptor reduce la asignación transfronteriza bilateral general de inversión de cartera y derechos bancarios en aproximadamente un 15%, calcula el FMI.
El efecto de las tensiones geopolíticas sobre los activos bancarios transfronterizos y la asignación de carteras es considerable, en particular para los fondos de inversión, indica el Fondo.
Por todos estos, señala el FMI, «la integración global necesita una defensa sólida» ya que las pérdidas de producción a largo plazo serán «grandes y generalizadas».
Así, considera que los Gobiernos deben «sopesar cuidadosamente» las motivaciones estratégicas detrás de la relocalización, los costes para sus propias economías y los efectos secundarios para otras.
Además, cree que «el actual sistema multilateral basado en normas debe adaptarse a la cambiante economía mundial y debe complementarse con mecanismos creíbles para mitigar los efectos indirectos de las políticas unilaterales».
En cuanto a las finanzas, señala el FMI, los supervisores, los reguladores y las instituciones financieras deben ser conscientes de los riesgos para la estabilidad financiera derivados de un posible aumento de las tensiones y «comprometerse a identificar, cuantificar, gestionar y mitigar estas amenazas».
«En respuesta a los crecientes riesgos geopolíticos, las economías que dependen de la financiación externa deben garantizar un nivel adecuado de reservas internacionales, así como reservas de capital y liquidez en las instituciones financieras», agrega.
Asimismo, la red de seguridad financiera global -un conjunto de instituciones y mecanismos que mitigan el impacto de las crisis- debe reforzarse a través de acuerdos de asistencia mutua entre países.
EFE
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