La comprometida situación de Credit Suisse ha activado las alertas del sector bancario. La entidad se enfrenta a una tormenta perfecta que ha activado la huida de los inversores y hace dudar al mercado de su viabilidad. Las acciones del banco han cerrado este lunes con una caída del 0,93%, pero el desplome llegó hasta el 11,9% en algún momento de la sesión y sus acciones tocaron mínimo histórico en 3,54 francos suizos. En lo que va de año, acumulan una caída cercana al 60%.
Por El Mundo
Las alarmas llevan tiempo emitiendo señales, pero en los últimos días se han acelerado a raíz del comportamiento de los CDS, un producto de inversión complejo que muchos recordarán porque fueron el comienzo del colapso financiero de 2008. En este caso, los costes de los swaps de incumplimiento crediticio (CDS) de Credit Suisse han alcanzado en los últimos días su nivel más alto desde el año 2008, «lo que hace saltar todas las alarmas en el sistema financiero y deja entrever una posible quiebra», apunta Diego Morín, analista de IG Markets.
Sin embargo, es sólo la punta del iceberg de una situación en la que confluyen la debilidad del negocio de banca de inversión, los cambios en la dirección de la compañía (con tres CEO diferentes en un año) y los extraordinarios (entre otras cosas, el banco fue uno de los más afectados por el caso Archegos).
Según recoge Financial Times, el consejero delegado de la entidad, Ulrich Körner, envió el pasado viernes un memorando a toda la compañía para tratar de tranquilizar a la plantilla sobre la posición de capital y la liquidez del banco. El diario también señala que varios altos ejecutivos de la compañía han pasado el fin de semana contactando con grandes clientes e e inversores para tratar de transmitirles el mismo mensaje de tranquilidad y confianza sobre la liquidez y la posición de capital del banco.
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Con este panorama, a juicio del departamento de Análisis de Bankinter, «el mercado está preocupado por el deterioro en las métricas de gestión (tras las pérdidas de 2021 acumula dos trimestres en negativo y el consenso estima una pérdida de 1.650 millones para 2022) y por los rumores sobre una posible ampliación de capital (efecto dilución) para abordar una profunda reestructuración del negocio» (banca de inversión, sobre todo). «Credit Suisse tiene más alternativas para financiar el ajuste de su estructura, pero no se puede descartar nada hasta conocer los detalles del plan estratégico previsto para el para el 27 de octubre», apuntan los analistas.
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