“Se veía como un boom, un salvavidas o una válvula de escape”, así se refiere Simón Salas, Vicepresidente de la Cámara de Comercio, sobre el surgimiento de un número importante de bodegones a nivel nacional durante el año 2020.
Por Julián Alvarado | LA PRENSA DE LARA
En medio de una de las situaciones más críticas económicamente en Venezuela y con una producción nacional muy mermada, se proyectó y se elevó la creación de comercios, que con la importación de productos, lucían con estanterías repletas de opciones. Los ciudadanos, conservando el recuerdo de aquellas grandes cadenas de supermercados que por largos años acompañaron a muchas generaciones, notaron un ligero respiro o alivio para poder percibir la existencia en los anaqueles de alimentos esenciales o no tan trascendentales, de diversas marcas y precios.
El Economista Gerardo Álvarez, explica que el nacimiento de tantos bodegones en una época de crisis no representa una mejoría en el flujo de la economía local, pues señala que solo entre el 10% o 15% de la población en Venezuela acude a los bodegones.
“Este tipo de comercios puede resolver unos problemas puntuales, pero la gran mayoría de las personas no cuentan con 200 o 300 dólares para realizar compras en estas empresas de alimentos”, aseguró Álvarez.
Enfatiza en que los bodegones se convierten en un área que genera muy pocos empleos para un desarrollo real de la economía de la región y detalla que el “boom” de tantos negocios de esta índole se suscitó porque el Gobierno permitió la creación de establecimientos y que los mismos trajeran a Venezuela productos importados sin pagar ningún tipo de impuestos.
Dada la escasez de alimentos y la necesidad de tantos venezolanos, se presentó una alternativa importante para los emprendedores o empresarios, de crear bodegones y lograr establecerse en el comercio del país. Sin embargo, actualmente la realidad es diferente.
La modificación a las grandes transacciones extranjeras, el debilitamiento del poder adquisitivo del venezolano, independientemente de la moneda con la que trabaje y la existencia de otras alternativas comerciales, han generado que sigilosamente la concurrencia de la ciudadanía a los bodegones sea cada vez menor.
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“Dueños han percibido que los ingresos no se acercan a los manejados en los primeros meses del establecimiento comercial, ha surgido una competencia con grandes cadenas de Supermercados que han iniciado en el país, las familias pueden organizarse y traer alimentos o mercancías por su cuenta desde otros países y los usuarios tienen muchas opciones actualmente para comprar sus productos. Por ejemplo: ferias, bodegas, deliverys o ventas en hogares”, indicó Simón Salas, al precisar algunos de los motivos por el cual el usuario cuenta con más posibilidades de adquirir los productos en el estado Lara y el resto de Venezuela.
El economista Luis Oliveros, explica que con un 53,8% de la población que ronda entre los 15 y 64 años de edad trabajando y con una cifra de más de ocho millones de adultos en edad productividad que no generan ingresos autónomos, según datos del Economista, Omar Zambrano, el surgimiento de más bodegones no aportaría más que el 1% del Producto Interno Bruto. Además considera que el número de bodegones ha disminuido por la alta competencia y la inflación.
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