«A la luz de los resultados, tenemos que concluir que hacer política con el sector eléctrico no ha sido una buena idea. El efecto “políticamente positivo” para la revolución en el momento de la creación de Corpoelec, se ha revertido y hoy es un peso “políticamente negativo”, de tal magnitud, que si no lo suelta, puede hundirla y acabar con ella», así lo opinó el economista Benjamín Tripier, en su columna diaria en un diario capitalino.
«Zapatero a tus zapato, es un dicho que para este caso se aplica a que ni el gobierno, ni la fuerza armada, deberían incursionar en áreas que no solo no le son propias, sino que por el contrario se convierten en un gran daño para la sociedad. La idea del estatismo no nace con el chavismo, sino que ya era propia de una tradición latinoamericana según la cual, el estado paternalista, en manos de tal o cual dirigente, se convertía en una manera de ganar votos y popularidad con un dinero que no le era propio, pero que lo manejaba como si fuera», sentenció.
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Latinoamérica va abandonando de a poco esta idea, pues hasta los gobiernos liberales hoy siguen manteniendo empresas del estado, las cuales por su deformación histórica están inhibidas de ser viables. La única manera de que una empresa sea viable, es si tiene la posibilidad cierta y real de quebrar. Si no, será una eterna sobreviviente con respiración asistida.
Es el momento en Venezuela de despolitizar el tema eléctrico y llamar al sector privado para revertir un proceso que a este paso no tiene vías de solución.
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