El aumento en el flujo de migrantes fue impulsado por la decisión del gobierno peruano de exigir a los venezolanos la presentación de pasaporte y visa humanitaria a partir del sábado.
La venezolana Marianni Luzardo logró cruzar el jueves hacia Ecuador luego de caminar a la vera de una ruta durante casi 16 horas junto a dos niños, uno de ellos autista, y su madre en medio del mal clima y sin servicios básicos.
Luzardo es una de miles de venezolanos que huyen de la emergencia humanitaria compleja y que buscan una vida mejor en las naciones vecinas.
“Nosotros hemos salido de Venezuela porque allá no hay manera de vivir, ya no hay futuro. Pero cuando llegué acá a la frontera el problema estuvo en la cantidad de personas que estamos esperando para cruzar”, dijo a The Associated Press.
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Luzardo forma parte del grupo de 3.000 a 3.500 personas que a diario se presentan en esta localidad de la frontera ecuatoriana, 150 kilómetros al noreste de Quito, para ingresar al país presentando únicamente su cédula de identidad. Hasta hace poco el flujo era de unos 1.500 migrantes diarios que en su mayoría buscaban llegar a Perú, Chile, Argentina y hasta Brasil.
En Ecuador la colonia de migrantes más grande es la venezolana, con unas 300.000 personas de las cuales casi 40.000 ingresaron entre enero mayo de este año, según cifras oficiales.
En la frontera entre Ecuador y Colombia la Organización Internacional para los Migrantes ha dispuesto 16 autobuses que los llevan directo a la frontera con Perú, en los que tienen preferencia las mujeres, los niños y los ancianos, y la Cruz Roja ha establecido a un pequeño grupo de voluntarios que con teléfono en mano ofrecen llamadas gratuitas y brindan refrigerios.
En la frontera con Perú el flujo también sigue creciendo.
A inicios de mayo el presidente peruano Martín Vizcarra anunció un endurecimiento de la política migratoria y estableció que desde el 15 de junio los venezolanos que deseen ingresar a Perú tendrán que poseer pasaporte y una visa humanitaria que deben obtener en los consulados peruanos de Venezuela, Colombia y Ecuador.
“Hoy completé ocho días de viaje, vengo desde Caracas y quiero llegar a Lima. Como no tenía dinero he pedido que me lleven gratis las gandolas, los camiones que le dicen. No sé cómo no he perdido mi bebé, eso es un milagro”, dijo María Angélica Martínez, una embarazada de 33 años.
“Quiero llegar a Lima, allá está mi nuevo destino con mi marido”, añadió.
Con información de El Impulso
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