“Es increíble que en una tienda Clap como la del CCCT sea exclusivamente para millonarios, gente del gobierno o afines. Con decirte con un militar estaba ahí frente a todos comprando en el bodegón sin mayor problema, sin preguntar siquiera cuánto costaban las cosas. La verdad es que la gente de a pie no puede comprar en un sitio donde te dicen que el precio del producto se establece usando la página Dolar Today, y ¿quién los regula a ellos? Nadie”, explicó la señora Magda Fernández, sorprendida ante la realidad que significa para una ama de casa acercarse a un mercado del gobierno en donde existen todos los productos escasos a precios que el ciudadano común que gane un sueldo mínimo de 4.500 bolívares soberanos, o un poco más, igual no puede costear.
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“Acá en el bodegón hay cosas insólitas como cauchos, lubricantes para vehículos y pare usted de contar. Todo lo que escasea está aquí, el problema es que al final todo sale mucho más costoso o igual de lo que se vende en el mercado negro. Pareciera que en Venezuela solo el más vivo sobrevive a esta inflación que nos está destruyendo a todos por igual”, expresa Fernández.
Los pagos en dólares, o sus equivalencias según las páginas tildadas como ilegales por el propio gobierno, se han convertido en la apuesta para las transacciones más comunes en Venezuela, siendo usadas tanto en las empresas como en un sin fin de negocios que intentan resguardar su patrimonio y sus ganancias, esto en medio de una marcada hiperinflación. Dicha situación irregular se está tornando común ante la mirada complaciente de las autoridades, y en muchos casos garantizando una forma eficaz de acceder a ciertos productos y servicios que simplemente escasean desde hace mucho tiempo en el país.
En las tiendas Clap lo que sí tiene precio es lo que se encuentra fuera del bodegón. En un recorrido realizado por El Tiempo se evidenció que la mayoría de los productos supera con creces la imposiciones de “precios justos” establecidas desde el Ejecutivo.
Carne de res, preempacada en bandeja, a 1.400 soberanos el kilo; aunque la Gaceta Oficial N° 41.536, con fecha del 3 de diciembre de 2018, la regula en 420 Bs.S por kilo.
Otro producto de alta rotación que no obedece las imposiciones gubernamentales es la harina de trigo, de procedencia turca, la cual debería costar según el documento oficial 186 Bs.S, mientras se comercializa entre 300 a 365 Bs.S según la marca y presentación.
Uso del pago móvil pero en dólares
El pago móvil en dólares llegó para quedarse y así lo reafirman cientos de usuarios venezolanos, con cuentas en los Estados Unidos, que se acercan a estos bodegones o tiendas de conveniencia para poder utilizar sus divisas transfiriendo, en cómodos pasos, dinero a otra cuenta norteamericana; como una sencilla transferencia entre personas naturales desde la comodidad de sus celulares. Estos establecimientos se han diversificado tanto que hasta en los hoteles cinco estrellas de Caracas están presentes.
“Vengo mucho a este bodegón porque consigo lo que quiero en un lugar seguro, y en ocasiones si me pongo a sacar cuentas algunos productos están mucho más económicos que en el exterior. Fíjate, compré una caja de 20 jabones que me salió en 12 dólares, esto significa que cada uno me salió en centavos de dólar. Entonces, si tengo la capacidad para gastar mi dinero en divisas con un producto que en efecto está a buen precio lo haré. Y te digo más, acá vienen personas de todo tipo y muchos de los que compramos ni siquiera nos hemos hospedado alguna vez en un hotel como este”, detalla Aura Marina Nieto, luego de haber hechos sus respectivas compras en estas tiendas usando su dinero digital en divisas.
Aunado a ello hay muchas personas optan por pagar usando los dólares en efectivo, en caso de tenerlos disponibles para ese cometido, e igualmente aceptados sin discriminación alguna.
Para el magíster en Finanzas José Ignacio Guarino este comportamiento de la población ante la realidad actual no ocurrió de la noche a la mañana. “Desde hace mucho tiempo a los venezolanos nos cambiaron los patrones de consumo y de comportamiento solo que ahora nos comenzamos a dar cuenta. Los ciudadanos ya no están resignados a una cola o a comprar lo que consiga eso como primer punto. Luego tenemos una dolarización de facto, de forma irregular, que además está incidiendo en los precios que actualmente se presentan en dólares cuando estamos en un país donde, en teoría, el dólar no es la moneda de curso legal y solo un segmento pequeño de la población tiene acceso a la divisa estadounidense”, detalla.
“Una inflación como la que prevé el Fondo Monetario Internacional para 2019 que superaría los 10 millones porciento significa que llegas al supermercado, no has terminado de pisar la puerta del establecimiento, cuando los precios ya han cambiado cinco veces en ese instante. Un pronóstico como ese no podría ser tolerado por ningún salario en bolívares o dólares. Ese escenario tendría un impacto demoledor contra la sociedad venezolana”, advierte.
El fenómeno remesas
Para Guarino no es lo correcto hablar del “fenómeno de las remesas” ya que a su juicio los dólares que se transan comúnmente se transfieren en cuantas en el exterior y en base a esa transacción se hace una operación dentro del país en bolívares, por lo cual no entran en efecto esos dólares a la economía venezolana.
“La reconversión monetaria agravó mucho más las disparidades de precios en el país, al punto que de los cinco ceros eliminados ya hemos recuperado al menos tres. Para muestra este ejemplo muy sencillo: una batería puede comenzar en un precio base de 13 mil bolívares soberanos, o más de tres salarios mínimos al momento de esta entrevista, y esa capacidad de compra no es factible para muchos en este escenario”.
Destrucción del tejido social del país
El analista sostiene que las dificultades económicas irremediablemente tienen efectos sobre la sociedad y la forma como se manejan las relaciones comerciales en el territorio venezolano. “El tema económico está destruyendo el tejido social del país. El Ejecutivo de verdad debe asumir el tema económico como la principal bandera, con los costos políticos inherentes, debido a que no habrá elecciones pautadas hasta ahora (…) Además nadie ha dicho que detrás de la reconversión cambiaria se experimentó una devaluación de la moneda en más de un 300 %, esa es la realidad. El Ejecutivo guste o no debe de sentarse con los organismos multilaterales para solicitar la debida asistencia técnica; ya que hay una constante negativa a escuchar los planteamientos realizados por los que nos encontramos en el país (…) Por ende aquí hay que analizar desde la macroeconomía hasta la microeconomía, desde un punto de vista dogmático, no pragmático. En Venezuela desde el Ejecutivo sobretodo se ha hecho énfasis que el empresario es malo, cuando en realidad no es una hermana de la caridad y debe buscar ganancias para que su negocio genere empleos y riqueza”, manifiesta.
Para el especialista hay temas sobre la mesa los cuales no admiten más evasiones gubernamentales. “Qué pasa con el tema de la deuda en Venezuela, qué va a suceder con el petro; Cómo se va a manejar el tema de la política cambiaria; vamos a mantener la política monetaria profiláctica y restrictiva que recoge un poco la liquidez, aunque la hiperinflación sigue activa; por ahora todas son preguntas sin respuesta”, analiza.
La estrategia que plantea Guarino es volver a las fórmulas que funcionan y permiten a los países superar sus limitaciones creadas en medio de malas decisiones y administraciones. “Aquí tiene que haber una gran negociación de todos los actores en el ámbito económico. No puede haber resolución con un esquema donde la Sundee establece precios acordados. La economía no se controla, la economía se regula con confianza, credibilidad, producción y productividad (…) Es necesaria la inversión del capital extranjero, porque los rendimientos históricamente han demostrado que la posición geográfica, por condiciones país y hasta por idiosincracia; ya que el venezolano es un consumista per se”.
Hiperinflación como mecanismo de control social
La economista y miembro de Cedice Karelys Abarca expresó que el país está viviendo un proceso “tremendamente injusto” propiciando la dependencia del colectivo, en mayor medida, de las ayudas sociales, lo que garantiza una forma más efectiva de control social. “Esta técnica empleada e ideada desde el gobierno empobrece más a aquellos que no tienen posibilidad de salir del país, haciéndolos más dependientes, poniendo en juego sus libertades más básicas. Además el hecho promueve más la llamada diáspora y en caso de usar los canales de remesas del gobierno pues terminarse este último beneficiando de esta situación”.
Abarca define el desarrollo de los hechos como una “cubanización profunda” con efectos a corto, mediano y largo plazo.
“El caso de venezuela yo lo veo más como un proceso de cubanización profunda del sistema económico venezolano donde un número de transacciones se realizan en dólares pero el ciudadano común no tiene acceso a dólares. Hoy en día el gobierno es cada vez más renuente a ofrecer dólares y ponerlos a la disposición de la ciudadanía, por ende tenemos un proceso cada vez más similar a lo que sucede en Cuba, donde las familias que tienen dólares es porque algún miembro está fuera del país donde a través de diversos mecanismos le llegan los dólares”.
Desde su óptica expresa que la inflación no va ser controlada porque sería contraproducente para el plan mayor gubernamental.
“La inflación lamentablemente va a seguir subiendo infinitamente debido a que el Gobierno a través de sus medidas populistas de gasto público lo que hace es monetizar más la economía para financiar de esa manera los programas sociales con los que controla a una parte de la población. La hiperinflación es un mecanismo más de control sobre los ciudadanos”.
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Twitter: @Rafarias86
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