Motivada por los comentarios crecientes y constantes de Jefes de Estado, cancilleres, políticos y ciudadanos comunes ante la diáspora venezolana y sus “consecuencias negativas”, coloqué el pasado 21 de noviembre el siguiente tuit en mi cuenta en la red social Twitter @ginettegm:
Ahora los países de la región se quejan de la ola migratoria pero bastante que recibieron de la chequera socialista. Eso si les encantaba.
— Ginette Gonzalez (@ginettegm) 21 de noviembre de 2017
Nunca imaginé que tendría un especial impacto en la comunidad que me sigue con 185.808 impresiones, 9.043 interacciones, 3.714 retweets y 2707 me gusta. Lo que me llevó a concluir que la llamada venezolanofobia duele y que tenía que escribir sobre el tema, según en su artículo de opinión publicado por el portal Venepress.
Desde la perspectiva económica Venezuela, durante la época de esplendor de la Revolución, donó dinero para fondos, ayudó a pagar deuda, mandó ayuda humanitaria, prestó activos del Estado, construyó aeropuertos, aceptó intercambiar gasolina hasta por caraotas, compró armas, mando a fabricar barcos, en fin todo tipo de acuerdos desventajosos para el país a fin de favorecer a países de la región y de la Europa mediterránea. Estamos hablando de una lista que nadie ha consolidado aún de favores y dádivas.
Y si nos vamos más atrás en la historia de Venezuela, es público y repetido hasta el cansancio la hospitalidad que nuestra tierra brindó a colombianos, chilenos, ecuatorianos, dominicanos, peruanos, españoles, portugueses, italianos cuando atravesaban momentos difíciles en su historia.
Pero, ahora los venezolanos somos calificados de “estorbo” “ladrones” “oportunistas” especialmente en los países de la región que tanto ayudamos y que recibieron los beneficios antes descritos por parte de una revolución que les parecía inédita dirigida por un líder que todo consideraban carismático, gracioso o al menos simpático.
Reconozco que están en su derecho de proteger a sus nacionales, su territorio y las buenas costumbres. Y no se trata de tomar venganza ni pagar con la misma moneda en el futuro.
Pero ante tanto ataque y tanto hacer “leña del árbol caído” ¿quién defiende a los venezolanos?
En honor a la verdad en el panorama internacional se han escuchado voces solidarias, personas que agradecen el papel de nación refugio que cumplió nuestro país por décadas. Y es cierto que uno no da para recibir obligatoriamente, pero creo que esta experiencia tiene que servirnos para valorarnos más. La mayoría de los venezolanos que han salido al mundo, estoy segura que con lo enriquecerán. Somos personas de respuesta rápida, que buscamos soluciones, de razonamiento flexible, proactivas y que hoy más que nunca somos capaces de cambiar problemas por oportunidades.
Entonces los invito a hacer el esfuerzo de cumplir con las normas en donde estemos, reivindicar nuestro gentilicio, a destacar por nuestra formación, capacidad y disposición en cualquier ámbito en el que nos desarrollemos.
- Ginette González