Los Teques.- El anuncio del Gobierno nacional de expropiar las panaderías que incumplan con la normativa de producir pan sin interrupciones para combatir la “guerra del pan”, ha generado incertidumbre y temor tanto en propietarios como en empleados de dichos establecimientos en el país.
La razón de su inseguridad es que no cuentan con suficiente materia prima para producir el alimento. “Reto al gobierno que nos dé los 300 kilogramos de harina al mes para tener llena la panadería de pan”, expresó un comerciante de ese rubro en Los Teques, indicó la Gobernación de Miranda en un comunicado.
Aseguró que falta con ver en su depósito para evidenciar que no tienen suficiente materia prima para producir “todos los días desde las 6 de la mañana hasta tarde”.
Este panadero dice que desde hace dos meses no produce pan canilla por lo difícil que ha vuelto conseguir el insumo para tener surtido el establecimiento.
“La canilla la vendía a 250 bolívares con precio regulado, pero ahora el precio de un saco de harina de 45 kilogramos está en 18 mil bolívares, si me llega, pero en el mercado negro el mismo saco puede costar 110 mil bolívares. A eso hay que agregar la levadura que tampoco se consigue, ¿cómo hago para mantener a flote el negocio?, así es imposible”.
El monopolio de la importación y distribución de la harina de trigo corresponde al Gobierno nacional, al respecto, el presidente de la Federación Nacional de Trabajadores de la Harina (Fetraharina), Juan Crespo, indicó que, para poder abastecer a las panaderías que existen en el país y así acabar con las colas que se generan en dichos establecimientos, el Ejecutivo nacional debe importar 120 mil toneladas mensuales de trigo panadero.
Esta situación de escasez de harina se ha agrava cada año, lo que afecta directamente el bolsillo de los venezolanos. A mediados de agosto de 2013, un pan francés y la popular canilla tenían un mismo precio: 5,52 bolívares. Para aquel entonces, un saco de 45 kilogramos de harina de trigo, para producir dichos alimentos, le costaba a las panaderías solo 430 bolívares.
Cuatro años después, los precios de los panes y la escasez de los mismos, son elementos con los que los venezolanos deben lidiar todos los días. Aunque el precio regulado del pan (canilla y campesino) oscila entre 250 y 800 bolívares, la realidad es que difícilmente se consiga en ese costo por la crisis que atraviesa dicho ramo, producto de la inflación y la falta de asignación de divisas.
Raúl López, secretario del Progreso Económico del Gobierno de Miranda, asegura que la importación de harina ha disminuido de manera considerable, ya que se encuentra 44% por debajo de lo que recibía el país entre 2015 y 2016. Las razones: falta de divisas para adquirirla.
Señala que la reciente medida que pretende implementar el gobierno contra las panaderías, no es más que una política que, de ser aplicada, terminará con el cierre de más empresas privadas en el país.
“El Gobierno nacional no puede intentar regular el precio del pan y no entender la estructura de costo de los productos. Si te obligan que destines 90% de la harina en la transformación en pan sobado o campesino y el resto para otros productos, se complica la situación, porque el pan canilla está regulado, lo que afectaría la estructura de costo de ese comercio. De esta manera, lamentablemente las panaderías no podrán cubrir los niveles de gastos de funcionamiento”, expresó.
A su juicio, la distribución de 300 sacos de harina mensuales a las panaderías generará mayor corrupción y escasez de la materia prima. “La discrecionalidad genera corrupción. Si de esos 300 sacos, un funcionario del gobierno encargado de distribuirlo se queda con 100 sacos y los revende de 16 mil a 110 mil bolívares, eso sin duda perjudicará a todos”.
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